martes, 24 de febrero de 2009

Veinticuatro

Veinticuatro, sí, como hoy. Pero veinticuatro de enero. Hace un mes exactamente.
Un mes, ¿qué es un mes? ¿Treinta y un días, quizás?
Sí, treinta y un días pasaron desde aquél sábado. Recuerdo que de la nada me hablaste vía Facebook para preguntarme si de casualidad yo iba a comprar a Plaza Vea. "Uff, otra vez éste colgado", pensé, porque días antes me habías dicho, también de la nada y mediante FB, que Adrián Dárgelos NO era lindo (ya que habías visto que yo me había unido a un "grupo" que se refería justamente a todo lo contrario). Pero cuando coincidimos en que ambos éramos de Lanús, la charla se tornó amigable. Y luego te pedí tu msn, y la seguimos por ahí, hablando de bandas y gustos en común. Y así hasta las 3 de la tarde, en que me tuve que ir. Vos no lo sabés, pero yo ese día quedé muy contenta por haber conocido a alguien de mi misma ciudad con quién poder conversar de las mismas cosas. Al otro día, charlamos a la noche, nos conocimos más. Y el martes veintisiete nos encontramos por primera vez, yo tenía miedo, ya que no es muy seguro el encontrarse con una persona que conociste hacía tres días y vía internet, pero, mientras el miedo llenaba mi mente, vos saliste de La Diva a encontrarme, y me invitaste a pasar, ya que habías pensado que la cita era allí y no en la puerta, como realmente había sido mi idea. Y yo no te acepté nada para tomar, no quería hacerte gastar. Y reímos tanto, fueron una hora y diez minutos que me bastaron para encariñarme con vos, era todo demasiado ideal, pero ahí estabas, con tu remera verde y la camisa celeste encima. El jueves veintinueve nos volvimos a ver, te llevé a pasear por la 9 de Julio de Lanús, ya que no hace mucho que vivís acá y conocés poco. Recuerdo cuando estábamos en la placita y 15 minutos antes de irte me abrazaste y yo me puse nerviosa y me quisiste besar y yo, roja de la vergüenza y sin saber qué hacer, te corrí la cara, cosa de la que luego me lamenté furiosamente. Y te pedí, esa noche, que fuéramos mas despacio, sólo porque soy bastante lenta en estos asuntos. Y el lunes siguiente, el dos de febrero, me acompañaste a sacar mi desgraciado C.U.I.T. al Ansés, y eso fue algo que nunca sabré cómo agradecerte, porque te pasaste toda la mañana conmigo, y la inundaste de alegría, de risas, de tantas cosas; cuando salimos fuimos al Mc Donalds, porque ya era tarde para comer medialunas, y hablamos de temas que aún no habíamos tocado. El seis fue viernes, y los viernes son tus días libres, y lo pasamos juntos, ya que el anterior no habíamos podido vernos. Fuimos a Plaza Italia, con la ilusión de lograr reecontrarte con los libros que en el pasado habías tenido que vender, y luego, al Jardín Botánico. Y allí surgió la magia. Un beso, un abrazo, una palabra, envuelta en miles, todo eso nos dio a entender que ya no había amistad, había algo más entre nosotros. ESTÁBAMOS ENAMORADOS, SIN DUDA. Y el siete, el sábado siete, un encuentro a último momento, cuando te presenté a mi otra alma gemela y a su mamá, y nos acompañaste a las tres hasta Belgrano, cuando ya era la medianoche. Y el lunes nueve, cuando te presenté a mi hermanito, quien quedó encantado con vos. Y el viernes trece, doce horas y media a tu lado, primero consultorio del dentista, luego Jardín Botánico otra vez (es nuestro lugar), después tu casa, tu papá, tu hermano, tus amigos, el asado, el postre, el Bar Fangulo y los Vaqueros Paganos, el remis. El martes diecisiete y tu casa por la mañana, Banfield y la audiometría al mediodía, vos y yo en el nivel 3. Viernes veinte, Iser, Avenida santa Fe, la lluvia impiadosa, tu casa, toda la tarde juntos, vos y yo en el nivel 4. Lunes veintitrés, 10 am, tu casa, nuestra boda, tu perra como testigo, como padrinos el Sr. Facebook y el Sr. Messenger, la mañana de bodas, Lisandro Aristimuño y luego The Rascals de fondo, el vals de Al Bowly, nuestro almuerzo. La camisa celeste.
VOS.
Increíble.
¿Qué hubiera sido febrero sin vos?
Tan poco hace que nos conocemos, TAN PERO TAN POCO, y lo que sentimos, lo que llegamos a cultivar en estos treinta y un días, es inmenso.
Vos me das ganas de vivir, cada vez que huelo tu perfume en mi piel, sonrío, soy feliz.

Te agradezco por todo, por todo, sos más de lo que alguna vez mereceré.
TE AMO.

1 comentario: